El Cambio de Guardia en la Política Mexicana.
Por: Alexis Da Costa
La política mexicana está viviendo un momento histórico. Los partidos tradicionales, que gobernaron el país durante décadas, están perdiendo fuerza y popularidad. El PAN y el PRI, que se alternaron el poder desde la transición democrática de 2018, están ahora en riesgo de quedar fuera de la contienda electoral.
Partidos que antaño se disputaban los dos primeros lugares de las contiendas podrían ser relegados al tercer lugar, ahora junto con el PRD.
En su lugar, han surgido dos nuevos actores políticos que están disputando el liderazgo: MORENA y Movimiento Ciudadano. Estos dos partidos representan dos visiones distintas de la política y de la sociedad mexicana, y han logrado conectar con diferentes sectores de la población.
MORENA, claramente tiene una gran ventaja, un movimiento que ha sido el gran beneficiario de la inconformidad social y el hartazgo con el sistema político. Con un discurso de combate a la corrupción, de defensa de los pobres y de transformación nacional, MORENA ha conseguido movilizar a millones de mexicanos que anhelan un cambio profundo en el país.
Movimiento Ciudadano, por su parte, ha sido el partido revelación de los últimos años. Con una propuesta de renovación política, de participación ciudadana y de innovación social, Movimiento Ciudadano ha atraído a las nuevas generaciones de mexicanos, que buscan una alternativa fresca y moderna a los partidos tradicionales.
Estos dos partidos, que han crecido exponencialmente en los últimos años, se enfrentarán en las próximas elecciones federales de 2024, que serán decisivas para el futuro del país. Aunque sin Samuel García en la boleta será difícil desplazar a la candidata tradicionalista Xóchitl Gálvez.
¿Qué implicaciones tiene este cambio de guardia en la política mexicana? ¿Qué desafíos y oportunidades se presentan para los nuevos actores políticos?
Una de las implicaciones más importantes es que se abre un nuevo escenario de pluralidad y competencia política. Los mexicanos tendrán más opciones para elegir a sus representantes, y los partidos tendrán que esforzarse más por convencer a los electores. Esto puede favorecer la calidad de la democracia y la rendición de cuentas.
Otra implicación es que se generan nuevas expectativas y demandas sociales. Los mexicanos están pidiendo más resultados, más transparencia y más inclusión. Los partidos tendrán que responder a estas demandas con propuestas concretas y viables, que atiendan las necesidades y los problemas de la población.
Además, el arribo de nuevas tecnologías indispensables en la forma de gobernar, la forma de hacer política y, claro, la forma de llegar a la ciudadanía juegan un papel importantísimo; la inmediatez de la información abre una brecha gigantesca y aleja más a quienes estaban acostumbrados a hacer “política” desde la oscuridad.
Sin embargo, este cambio de guardia también implica algunos riesgos y desafíos. Uno de ellos es que se puede generar una polarización y una confrontación entre los dos bloques políticos. MORENA y Movimiento Ciudadano tienen visiones muy diferentes del país y de la política, y pueden entrar en conflicto por temas sensibles como la economía, la seguridad o los derechos humanos.
Recordemos que este último cambio del 2018 llegó producto de un gigantesco hartazgo social, la necesidad de bajar al funcionario público del pedestal en que se encontraba y poner a nivel de piso el poder político en nuestro país.
Los mexicanos están ante una oportunidad histórica de renovar y mejorar su sistema político, pero también ante un reto de construir un consenso y una estabilidad social. El resultado dependerá de la capacidad de los nuevos actores políticos de responder a las demandas y los anhelos de la población.